Se cuenta que hace mucho tiempo vivía en el norte de China un anciano que sus vecinos llamaban El Viejo Tonto. Su casa miraba al sur, y frente a ella, obstruyendo el paso, se alzaban dos grandes montañas.
Al Viejo Tonto le molestaba rondar la montaña cada vez que tenía que cruzar al pueblo que estaba del otro lado. Por eso un día El Viejo Tonto decidió llevar a sus hijos a remover con pico, palas y azadones las dos montañas. A semejante tarea sumaron hasta a los más pequeños de la familia que a su medida hacía un esfuerzo como lo hacía sus padres y su abuelo.
Otro anciano, conocido como El Viejo Sabio, los vio enfrentando semejante desafío y, riéndose, les dijo: “¡Qué tontería! Es absolutamente imposible que ustedes, siendo tan pocos, logren remover montañas tan grandes.”
El Viejo Tonto estaba totalmente convencido de que su misión, tarde o temprano se lograría así que le respondió: “Después que yo muera, seguirán mis hijos; cuando ellos mueran, quedarán mis nietos, y luego sus hijos y los hijos de sus hijos, y así indefinidamente. Aunque son muy altas estas montañas no crecen y con cada pedazo que les sacamos se hacen más pequeñas. ¿Por qué no vamos a poder removerlas?”
Y así, luego de refutar las limitaciones que les pretendía imponer El Viejo Sabio, siguieron cavando día tras día, sin aflojar en su decisión.
Dios, conmovido ante esto, hizo un temblor cuyo resultado fue que se aplanaron ambas montañas.
Origen del cuento y moraleja:
“El Viejo Tonto removió las montañas” es un cuento del libro “Lie Zi” escrito por un filósofo llamado Lie Yukou en el siglo IV antes de Cristo. Esta versión que publicamos no es una traducción ciento por ciento fiel del original, pero sí conserva su esencia. Ya Confucio usaba una frase familiarizada con este tema que apunta a la importancia de las rutinas y la perseverancia: “Transportad un puñado de tierra cada día y haréis una montaña”. El cuento añade un factor adicional que conlleva y es la fe. Fe en que cuando estamos en el camino correcto, haciendo nuestro máximo esfuerzo para lograr un fin, hay factores que nos exceden y obran a favor nuestro.
Preparemos nuestros picos y palas…
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